Levantar la
bandera del feminismo de clase en torno a la que organizarnos las
trabajadoras, codo a codo con el resto de la clase obrera y
sectores populares.
Las trabajadoras somos el eslabón más débil de la
cadena productiva: la discriminación salarial nos deja un salario medio
femenino inferior en un 22,50 % respecto al masculino, que llega al
32,29% menos si se computan complementos salariales. El acoso sexual, la
precariedad absoluta, el trabajo en la economía sumergida, los
trabajos a tiempo parcial, una incorporación al mercado laboral de tan
sólo un 53, 42%, unas tasas de paro del 26,55% , un 38,9% de hogares
de mujeres con hijos menores en riesgo de pobreza, el 81,75 % de
quienes perciben una pensión de subsistencia son mujeres. Estas son las condiciones laborales de las mujeres trabajadoras.
Nosotras, además, resolvemos la mayor parte del
trabajo doméstico, las tareas reproductivas y las de cuidados, como
manda el patriarcado. La división sexual del trabajo que invisibiliza
socialmente todo ese trabajo necesario, la construcción cultural de
géneros con roles diferentes y la consideración del género femenino
como de inferior categoría humana y laboral, unido a la presencia
secundaria y desvalorizada en el mercado de trabajo asalariado, coloca a
las mujeres trabajadoras en una situación especial de opresión y
exclusión social. Estas son las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras.
Las mujeres soportamos las consecuencias más duras que
la crisis capitalista está imponiendo al conjunto de la clase obrera.
Desde la reducción del empleo en el sector público, altamente
feminizado, hasta la pérdida del trabajo precario y sin derechos al que
habíamos accedido. Se va alejando el horizonte de la independencia económica, nos cerca el de la sobreexplotación.
Con la privatización de la sanidad, de los centros de día, la
desaparición de la ayuda a la dependencia, la eliminación de la
escolaridad obligatoria hasta los 6 años, el cierre de las pocas
escuelas infantiles públicas…nosotras prestaremos todo ese trabajo a
título gratuito para que se lo apropie el capitalismo. Todo ello a mayor
gloria del patriarcado más rancio.
La lucha y organización de las trabajadoras es
imprescindible. Hemos comprobado los límites históricos de este sistema
que se desmorona y de la estructura transversal de opresión que lo
acompaña. Hoy, la única dirección posible para nuestra
emancipación pasa por superar al patriarcado y por la derrota del
capitalismo. Levantar la bandera del feminismo de clase en torno a la
que organizarnos las trabajadoras, codo a codo con el resto de la clase
obrera y sectores populares.